En defensa de la queja

psicólogo en zaragoza

Leo en el decálogo anti-amargura de Rafael Santandreu el primer punto:

"No te quejes: La gente mas fuerte no se queja nunca..."

Enseñanza acorde con la demagogia y la parafernalia que ha degenerado en un discurso vació, y que ha convertido a la Psicología en avalista del pensamiento positivo.

No te quejes es la invención mas perfecta de los explotadores y el ultimo gran éxito en control mental. Convencer al incauto de que su ausencia de queja es algo beneficioso que juega a su favor resulta todo un logro, al sujeto se le prometen inmensos beneficios si esta dispuesto a abdicar de esta costumbre, no solo para su beneficio mental y social, sino también para su salud física, se le dice que el mundo que le rodea reaccionara con agradecimiento y dadivosidad ante su actitud positiva, psiquiatras vendedoras de felicidad y expertas en que te pasen cosas buenas, añadirán su bendición pronosticando un bajo nivel de cortisol en el organismo. Y así, rodeados de este poderoso ambiente puede llegar un día en que nuestro conejillo de indias acepte ponerse una pulsera anti-queja, o colgar un cartelito a modo de recordatorio en la pared de su cubículo, es el inicio de un acuerdo interno que puede traer mas problemas que beneficios.

Porque la realidad desgraciadamente no es así, no solo porque las ultimas investigaciones en terapias de tercera generación que manejamos en Psicología dan resultados precisamente en sentido contrario (a mas represión mas sufrimiento) resulta que a nivel relacional el incauto descubrirá que los humanos tendemos a dar por supuesto lo que hacemos bien, y a fijarnos de forma automática en lo que sale mal. No con mala intención seguro, pero en muchas ocasiones un montón de dedicación termina con que el jefe nos señala una falta o un pequeño error, provocando una gran desazón, en otras, cantidades extenuantes de trabajo, servicios, y favores gratuitos, terminan siendo recompensados con un "pensaba que te encantaba echar una mano" o bien con reacciones de autentica ira o preocupación "¿Estas deprimida, quieres consultar con un profesional?" a pesar de la increíble cantidad de matices que existen en estas conductas nuestra necesidad humana de reciprocidad es increíblemente potente, cuando algún individuo no se siente sujeto a ese principio y no muestra una devolución suficientemente acorde con la dedicación (no necesariamente material) comienza la explotación que desemboca en tragedia cuando la persona que complace y que abarca varias demandas de vidas ajenas, deja por fin de tratar de complacer a todo el mundo, a no ser claro esta que siga la pauta de Rafael Santandreu  para personas "fuertes" y mantenga la boca cerrada de por vida.

El único punto positivo de la no-queja es la posible movilización, pero es que resulta que la movilizacion de los recursos que tengamos para afrontar una situación conflictiva no esta relacionada en absoluto con la emisión de la queja, se pretende mediante un inepto paralelismo que las personas quejicas resultan paralizadas por la propia queja, y no es así, millones de personas mascullan juramentos mientras conducen a sus trabajos o cuelgan sus teléfonos moviles, y no por ello dejan de ser profundamente eficientes y adaptados, asimismo muchas empresas encuentran su válvula de escape en quejas compartidas entre empleados en los momentos del café, empresas que a su vez gastan millones de euros al año en coachear a empleados para que exploren sus recursos internos de aguante, ellos usaran el termino "resiliencia" pero es aguante, estas "formaciones" son mas habituales en los casos en los que la solución evidente es largar al narcisista problemático de turno, que nunca se da por aludido.

También a nivel clínico los pacientes presentan muchas veces no una "demanda" como nos gusta decir en jerga, sino una queja, un relato que merece ser escuchado, y que da una información vital para encaminarnos hacia un proceso psicoterapéutico eficaz, ver si la queja es acorde, ver su alcance, quien esta implicado, el nivel de generalización que tiene en distintos ambientes, de donde surge, que soluciones se han intentado o ¿Que te pasaría si ahora desapareciese ese motivo? (Pregunta del milagro) todo ello es información valiosa y básica para cualquier psicoterapeuta mínimamente eficiente.

Por el contrario poner una cinta aislante metafórica en la boca de la persona que tenemos delante, ya sea con un eslogan ridículo que fomente la pasividad y el aguante al estilo Santandreu, o con un discurso basado en la salud, es privar a las personas de una forma de expresión fundamental, de una ventilación de emociones necesaria, donde la queja no existe deja de contemplarse el error y  la posibilidad de cambio, y eso termina dando vía libre al sadismo y la crueldad, la humanidad ha tenido a lo largo de su historia la queja como principal vía de reivindicación de todos sus avances, tecnológicos, civiles, e institucionales... puede que no sea bonita, ni bien elaborada ni agradable pero atesora una información importante que puede decirnos mucho de nosotros, de la persona que tenemos delante y del ambiente en que nos situamos, si llegamos a pensar que le estamos haciendo un favor a alguien con darle unas palmadas en la espalda y conminarle a olvidarse de ella entonces somos cómplices de la dictadura de la felicidad que amputa a placer sentimientos humanos lícitos pero incómodos para el personal, y que en su máximo exponente termina condenando a las personas por cualquier expresión de disgusto o malestar físico y mental. 

La amenaza esta ahí, a veces extraordinariamente velada e indirecta pero esta ahí ¿Y con que amenazamos? Amenazamos con venganzas espirituales, ya sea la New-Age con su omnipresente Universo que no se mostrara abundante con nosotros, amenazamos con venganzas psicológicas o argumentando que la salud mental esta vinculada al numero de quejas, que nadie te va a aguantar nunca mas, cuidado con las palabras malsonantes  que podamos emitir en momentos de lógica frustración (cuando no es así) o con la consabida educación, que muchas veces no es mas que miedo y falta de asertividad cooperativas ante personas dominantes con estilos agresivos, amenazamos con venganzas institucionales cuando decimos que ser un buen ciudadano, un buen paciente, un buen hijo, e incluso un buen votante, consiste en estarse calladito y bien sentado.

La realidad es que la queja, la reivindicación, con solución posible o sin ella, pero expresada, expresada siempre para quien la quiera escuchar ha resultado ser el detonante de creaciones artísticas originales, de carreras e ideas brillantes, de reflexiones que cambian vidas enteras, de inventos, de cambios sociales y avances en los derechos civiles que hoy consideramos inexcusables y básicos, la queja y el desafió al orden establecido nos mantienen en un progreso constante, en el instante en que no tienes ninguna queja las inquietudes se han venido abajo, si no hay ninguna resistencia no tienes contra que apoyarte, si compras la anestesia emocional y el sadismo de ciertos autores que promueven la pasividad y el conformismo se puede terminar relativizando hechos terribles y convirtiéndonos en personas paradójicamente inhumanas, no mas felices sino mas apáticas, quejarse es el ultimo reducto que activa el pensamiento critico para evitar que comulguemos con los predicadores de la autoayuda superficial, gurús para los que nada es tan terrible, que te conminaran a vivir y ser feliz, pero lo harán desde un vació total, creando un futuro inquietante y distopico donde todos permanecemos inafectados, impersonales y artificiales, gente fuerte...como dice Rafael Santandreu, que navegan por la vida como barcos con tripulaciones temerosas de alertar al capitán de que la bodega se esta inundando.

Carlos Sanz Andrea

Carlos Sanz Andrea - Doctoralia.es